El protocolo-COVID y la muerte muda de mi padre.

En la mañana del lunes 1ro de agosto, a las ocho, comenzaba para mi la visita en el hospital San José y una hora antes, a las siete, las doce horas de trabajo de la enfermera Lisa. Nos encontramos en el cuarto C502, ella para enfrentar el reto de un paciente de alto riesgo y yo la gravedad de la situación de mi padre que con 89 años, había cogido COVID, tenia pulmonía y estaba ahora internado en la unidad de cuidados intensivos.
El día anterior, en una sala regular, su nivel de oxigeno en sangre había caído de manera constante durante las seis horas que lo acompañé. Aunque la máquina estuvo todo el tiempo regulada a 4 litros, que era el doble de lo que le daban anteriormente, aún así seguía disminuyendo. Había estado alerta y mirando la televisión; pero al comentar algo, las palabras salían entrecortadas, a borbotones y de manera casi ininteligible, a diferencia del sábado cuando no tenia problemas con el habla y había dicho: ’ Cayetano se está apagando ‘. Ese era el nombre de el, como el de su padre santanderino y también el segundo de mi hermano, mayor que yo.
Esa noche del domingo a las diez y treinta y siete llamaron para informar del traslado a cuidados intensivos. Creo recordar que ya antes de contestar al teléfono, sabía que había empeorado. Después llamaron otra vez, a eso de las once.

  1. “ Mira, ha llegado ya el día de tu muerte: llama a Josué, y presentaos en el Tabernáculo del Testimonio. “ ( Deuteronomio Cap. XXXI )

Ese día lunes, primero de la semana y último de mi padre, llegaba yo a verlo sin sospechar el impacto y la confusión que me iba a provocar el encuentro. No ha sido sino hasta hoy día 25 que me siento a escribir lo que ahora, a raíz de una conversación con mi hijo, se me presenta como la verdadera explicación de lo que ese día reflejaba su rostro. Sus ojos despavoridos de aquella mañana, más que miedo a la muerte, gritaban que deseaba morir de la manera habitual. Hablando, despidiéndose, perdonando y pidiendo perdón. Disponiendo de sus cosas y sobretodo convocando, mientras consciente todavia, a su esposa, su nieto y su hijo mayor. Pero estaba entubado, amarrado y no podía ni hacer un gesto para indicar que el tubo de la máquina de respiración le impedía vivir una muerte regular. Siento ahora pena por el viejo, amplificada por lo mucho que lo juzgué en vida y pido que Dios tenga Misericordia de su alma.
El implacable protocolo-COVID atropelló la posibilidad de una muerte más digna, menos impersonal, y de poder pronunciar su última voluntad.

  1. Estando ya David cercano al día de su muerte, dio estas instrucciones a su hijo Salomon ( Reyes Libro III Cap II )

Por más de treinta años había sido médico anestesiólogo en Cuba y al verse ahora entubado en cuidados intensivos, tenía la certeza de lo que pasaba. Con la impotencia y frustración de verme llegar a visitarlo y no poder tan siquiera gesticular con la mano, renunció a la última posibilidad de contacto familiar y después del beso en la frente, se resignó a la opción que le quedaba: orar inmovilizado y en silencio hasta que llegase el final. Mientras tanto, Lisa era todo actividad alrededor de él y pronto lo tuvo acotejado, limpio, medicamentado y bien sedado. En unos minutos mi padre dejó de mirar asustado. Sus ojos se cerraban poco a poco, sin parpadear. La última mirada exaltada de antes desapareció paradójicamente para mi consuelo. Me sentía asustado, con miedo hasta de hablarle por la posibilidad de que despertara y de nuevo verlo desesperado. Leí negligentemente y sin concentrarme la bella oración final del libro de San Alfonso de Ligorio que llevé a propósito: ‘ Preparación para la muerte y la Eternidad ‘.

Las palabras de aliento y esperanza que yo NO DIJE aquella mañana:

“ Viejo, se que me oyes, no estás solo. Vienen momentos difíciles viejuco, tienes que ser fuerte. Ten confianza y acuérdate de invocar el nombre de Jesús ante cualquier peligro o amenaza. Un poco más y vas a estar bien, ya verás. No te aflijas si nos ves llorando. Animo viejuco! no es el fin, ahora que el cuerpo se desgastó, viene la Eternidad. La medicina en su afán bien intencionado y a veces irracional de mantenerlo marginalmente funcionando, nos ha privado, sin darse cuenta, de vivir contigo estos últimos momentos de la manera a la que por siglos, la humanidad ha estado acostumbrada. Pero sé que me oyes, y siento pena porque no vas a poder compartir con nosotros tus últimos pensamientos en la tierra. Te vamos a extrañar, a tener presente, y también a recordar con cariño y gratitud. Pediremos por tu alma“
Perdóname viejuco.

  1. “ Yo voy a reunirme con los míos; enterradme con mis padres en la cueva doble, que esta situada en el campo de Efron heteo… “ ( Génesis Cap. XLIX )

En ese estado de miseria ‘ vivió ‘ doce horas más. Con máquina de respiración artificial, sonda estomacal, vesícal, oxígeno por la nariz, sueros y ahora que ya no orinaba, el próximo paso de la lógica moderna era la diálisis. Antes esa posibilidad, al mediodía, el doctor decidió hablar: “ Llega el momento_dijo_ en que nos encontramos batallando contra fuerzas mayores “. Entendí que al no haber ya esperanza de recuperación, todo intento serviría solo para posponer lo inevitable. La conversación fue clara y directa de ambas partes. Dejé claro que al mismo tiempo que no deseaba vida artificial, tampoco admitía otro tipo de muerte que la natural y el demostró con su respuesta tener fundamentos morales sólidos. Dijo que personalmente estaba en contra de la eutanasia y que una vez se desconectaran las máquinas, solo se administraría la dosis mínima para evitar dolor.
A esta conversación hipotética y en persona con el doctor, después de él intentar un último procedimiento, siguió otra mas concreta, seis horas mas tarde, a través del altavoz del teléfono de mi hermano. Expuso de nuevo la situación delicada argumentando ahora, la extremada baja presión cardiaca y el pulmón derecho completamente lleno de líquido. Rebatió nuestros argumentos de presión baja histórica y la preocupación de que la acumulación de liquido fuera producto de la insuficiencia cardíaca que padecía. No dejaba otra salida.

  1. Concluidos estos encargos e instrucciones a sus hijos, recogió sus pies sobre la cama y expiró; y fue a reunirse con su pueblo. ( Génesis Cap. XLIX )

Creo recordar que firmamos el consentimiento a eso de las siete de la noche y que se retiraron los equipos a las y cincuenta. En los minutos siguientes mi hermano pidió besarlo y después que lo hicimos, lo tomé de la mano izquierda y mi hermano le apretó, mientras le hablábamos, la derecha. La nueva enfermera, sentada fuera de la habitación, monitoreaba el ritmo cardíaco y la dosis del opiode. Durante ese tiempo tratamos de confortarlo; pero el obstáculo para hablar que representaba el tubo respiratorio había desaparecido demasiado tarde. En tres ocasiones sin embargo hizo un último y casi imperceptible intento de decir algo. Para mí fueron tres ‘ los quiero mucho ‘; pero nunca se sabrán en realidad sus últimas palabras.
Era una muerte sin dolor físico acorde al espíritu del siglo donde lo carnal antecede a lo espiritual.
A las siete y cincuenta y ocho, el corazón dejó de latir. Entonces la enfermera se levantó y entró al cuarto.

  1. “ Bien sabeis que de aquí a dos días debe celebrarse la Pascua, y que el Hijo del hombre será entregado a muerte de cruz. “ ( San Mateo Cap. XXVI )

No fué sino el mismo Jesús el mejor ejemplo.El que con más detalle preparó a los cercanos para su muerte. Los exhortaba a tener confianza y los instruía con frases como: ” Haced esto en memoria mía “ y nos alertaba con otras como: ” de suerte que seréis odiados de todo el mundo por amor a mí “.

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